Uno al mes: La librería de las nuevas oportunidades

La librería de las nuevas oportunidades es la lectura que he escogido para el Uno al Mes de septiembre; principalmente porque es el único libro que he leído este mes, vaya. Y es que después de varias lecturas seguidas durante el mes de agosto, septiembre ha sido un mes de sequía, hasta que cogí este libro y me propuse terminarlo para poder hacer este post y participar así en el Uno al Mes, la iniciativa lectora propuesta por Pilar. Es, además, uno de los libros para la lectura conjunta de septiembre en un grupo de Facebook en el que participo.

Si os gusta leer, coincidiréis conmigo en que solo viendo el título y la portada este libro apetece ser leído, ¿verdad? Y es que solo con eso se intuye que es de esos libros que hablan de libros. Ya publiqué sobre otro así, Persona Normal, en un Uno al mes del año pasado, aunque a diferencia de este, aquél no dejaba intuir nada ni con el título ni con la portada. Si os gustan este tipo de libros, podéis leer el post aquí.

La librería de las nuevas oportunidades

«Érase una vez una vieja librería en la pequeña y lluviosa isla de Shelter Island. A ese lugar tan especial, donde los libros parecen tener vida propia, llega un día Jasmine, dispuesta a hacerse cargo del negocio mientras la propietaria, su tía Ruma, viaja a la India para curar su corazón cansado. Sola en medio del polvo y el desorden, la joven intenta dar un toque de modernidad al local, colocando títulos nuevos y llamativos en el escaparate, pero muy pronto los clásicos de siempre imponen su presencia, y los autores vivos y muertos revolotean por las estanterías dejando oír su voz. Así Jasmine vuelve a descubrir a Shakespeare y a Edgar Allan Poe, y no solo eso: la chica aprende a escuchar a sus clientes, a comprender lo que de verdad buscan en una novela o en un manual de cocina, y acabará encontrando al hombre con quien compartir todos los libros de su vida. La librería de las nuevas oportunidades es a la vez una fábula romántica y un homenaje a la buena literatura porque a menudo es ahí, en las páginas amarillentas de un libro olvidado, donde están las palabras que pueden cambiar nuestra vida.»

Pues así, en general, me ha gustado, porque a pesar de lo previsible de casi todo lo que ocurre en la historia, tiene su encanto. Esa librería vieja, llena de antigüedades, con mil y un pasillos y habitaciones repletas de libros; con escritores ya muertos que asoman para facilitar la tarea de la librera, y con libros que se mueven para hacerse ver. La protagonista de tan escéptica se pasa, hasta que no le queda más remedio que rendirse ante la evidencia.

La verdad es que no es un libro que me haya atrapado en plan no poder parar, especialmente la primera mitad, con más toques románticos y de chick-lit, pero es tan ligero, tan fácil de leer y con tan poca paja que permite avanzar sin apenas darte cuenta y, al menos yo, lo he disfrutado, a pesar del contenido fantástico, que no es poco.

Sin duda me quedo con la imagen de esa librería, con la magia que desprende, con la idea de que hay un libro para cada uno de nosotros y con citas como estas:

«Hay personas para las que leer supone la diferencia entre la felicidad y la desdicha, la esperanza y la desesperación, la vida y la muerte.»

«Todos formamos parte de algo más grande que nosotros mismos.»

Sobre si la recomendaría o no, pues… yo creo que sí. A ver, no es un novelón, pero si no tienes una lista de lecturas pendientes muy extensa y te apetece algo ligero y con encanto, no será una pérdida de tiempo.