Parecía que el calor no iba a llegar, y la verdad es que casi nos ha pillado por sorpresa a pesar de las fechas en las que estamos. Si hasta los cenizos del tiempo en las noticias nos decían que el verano llegaría en septiembre como pronto… ¡Pero no!
El martes hizo calor y ayer aun más, así que volviendo de recoger a Bruno de la guarde y pensando en la tarde que me esperaba con los dos en casa hasta que bajara el sol, se me ocurrió que podíamos ir a la playa. Eso lo pensé y propuse antes de las 17.00 horas.
Pasados unos minutos de las 18.00 horas, con la protección solar puesta los tres, más cargada de lo que pretendía y con el carro grande porque el pequeño estaba en el maletero del coche y se lo había llevado Papagoloso, logramos salir de casa. Entre tirar los envases para reciclar, meter y sacar 15 veces lo que llevábamos para merendar en la bolsa, deteniendo por tanto la marcha el mismo número de veces, y arrastrar el armatoste de carro por la arena, pudimos plantar el culo en ella a las 18.15 h. Sé la hora exacta porque justo en ese momento me la preguntó una vecina de toalla.
Por lo visto Bruno ha olvidado sus placenteras sesiones de playa del año pasado – que a decir verdad tampoco fueron muchas – y nada más bajar del carro se puso a llorar y volvió a subir. Al poco aceptó sentarse en la toalla y en ella jugó con los cacharritos en la arena. Marcela tardó nada y menos en salir corriendo a la orilla. Y un poco más allá de la orilla hasta que le hice salir del agua por eso mismo.
Marcela volvió al agua un rato después, con una nena de una toalla cercana con la que había estado jugando en la arena y la mamá de ésta. Que tampoco es que yo me quedara muy tranquila, pero mejor eso que dejarla ir sola o tenerla a mi vera por si acaso. Desde mi sitio en la arena la veía disfrutar. Y desde la orilla cuando me acerqué con Bruno.
Ni una hora había pasado cuando me puse a recoger el chiringuito para volver a casa. Pero oye, qué gusto notar el calorcito en la playa, me gusta esa sensación por corta que sea. Y para ser el primer día creo que estuvo bien.
14 Comentarios
una Mama Practica
13 junio, 2013 at 07:21Pese a los “daños colaterales“ :), que bien describe tu post jejejeje, tengo unas ganas terribles de pisar la playa. Un beso
golosi
14 junio, 2013 at 07:18Sí, no me puedo quejar. La verdad es que ahora que parece que el calorcito ha llegado para quedarse, ya apetece playa
Un beso, guapa
Y entonces llegó el caos
13 junio, 2013 at 07:35Qué suerte tener la playa tan cerquita! Me das una envidia!
Un besillo y ánimo, para ser el primer día no se te dio mal, dentro de una semana lo tienes dominado!
golosi
14 junio, 2013 at 07:19Ahora con lo del pie lo de la semana va a tener que ser dentro de unas cuantas, pero sí, es una suerte tener la playa aquí.
Un besazo
Berta P
13 junio, 2013 at 11:25Jooooooooo que suerte!!! Aquí ayer hizo de playa y la peque se fue con su abuela pero hoy vuelta a llover! Así está Cantabria de verde pero ya cansa!!!
golosi
14 junio, 2013 at 07:20Ya lo vi en las noticias; si es que este tiempo nos vuelve locos. Pero vamos, creo que dijeron que hoy volvía el calor también por allí, no?
El papá de Joan Petit
13 junio, 2013 at 11:50Pues nosotros aun no hemos ido, a ver si este viernes…
golosi
14 junio, 2013 at 07:21Eso eso, a ver, que seguro que Joan lo disfruta un montón
Lois Nenúfar
13 junio, 2013 at 14:03Yo ayer estuve en la playa también, pero hoy….a llover se ha dicho, no nos vayamos a acostumbrar que en Cantabria eso es un lujo leñe
golosi
14 junio, 2013 at 07:22Pues nada, a aprovechar los lujos cuando se tienen a mano.
Un beso
Nu
15 junio, 2013 at 20:02Yo fui hace unos dias antes de que llegara tanto calor, en principio sólo para jugar en la arena, eso sí cargada como si nos fueramos una semana. Total Ma acabo con todo la ropa chorreando, body y todo, me lo tuve que llevar con una camiseta que llevaba de recambio y el pañal jejeje…madre mia como le gusta el agua.
Un beso!!!
golosi
15 junio, 2013 at 21:01A ver si la disfrutamos juntos
Loviu
Marta Perez
17 junio, 2013 at 16:06Yo estoy deseando ir un ratito, aunque sea a las 7 de la tarde, cuando apenas el sol calienta, y el agua siga fría. Es un ratito que las Genovevas lo aprovechan que no veas. Y nosotros también.
golosi
20 junio, 2013 at 10:52Pues menos mal que fui esa tarde, porque hasta dentro de unas semanas me da que no podré volver.
Disfrútala tú que puedes 😉