Estoy segura de que muchas y muchos de vosotros os sentiréis reflejados en el texto que copio más abajo; espero que no como norma en vuestra vida ni quizá de forma tan extremada, pero seguro que podéis identificar alguna ocasión en la que haya sido algo parecido. Y si no es así… ¡enhorabuena!
No acostumbro a destinar mis posts a publicar material ajeno, sobre todo sin citar la fuente – por desconocerla -, pero en este caso el texto me ha llegado tanto al alma y refleja tan bien lo que pretende, que lo he creído más que conveniente. Ni en mil años yo sería capaz de relatarlo mejor.
Lo puso un buen amigo en su Facebook y aún no había acabado de leerlo cuando ya estaba con la lágrima fuera; no sé si eso es mala señal. Espero no haberme comportado así en muchas ocasiones; yo creo que no. De hecho creo que nunca me he comportado así tal cual; el caso que se relata es muy radical, de todo un día. Pero también es verdad que así se capta el mensaje a la perfección.
No sé si por nuestro ritmo de vida, por lo exigentes que somos con nuestros hijos o por un sentimiento de inferioridad respecto a no sé muy bien qué o quién, hay veces que parece que sólo somos capaces de ver lo menos bueno de los demás y criticarlo aun cuando esto «menos bueno» es así por la inocencia y felicidad de los que más queremos.
Os dejo el texto que a mí me removió tanto. Sólo con que haga recapacitar sobre nuestra falta de paciencia y de comprensión en determinadas situaciones, habrá valido la pena este post.
CARTA A UN HIJO
Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reñí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te empujé para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.
Te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la habitación para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y me fui a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse.
Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de buscarte para darte una caricia, pero no pude. Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. ‘Adelante’ … dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.
Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir? … ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé ….. y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.
Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se partía.
‘Hasta mañana papi’ me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo?
¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.
Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno…
Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.
Dormías profundamente.
Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce.
No pude contener el sollozo y cerré los ojos.
Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.
Te cubrí cuidadosamente con la sabana y salí de la habitación……..
Algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
¿Qué tenéis que decir?
28 Comentarios
Berta P
17 junio, 2013 at 08:32Pues la verdad es que yo decir, decir ahora mismo no puedo decir nada, se me ha saltado la lagrimita también!!!
Yo como tú creo que no he hecho eso nunca pero quizá debieramos preguntarles a ellos si lo hemos hecho o si hemos hecho algo que les haga sentir parecido…
A veces hacemos y decimos cosas que son para matarnos, son sólo unos niños y debemos mimarlos más, no se van a malcriar.
El libreo que cuelgas, una pasada!!! Es nuestro libro de cabecera y tenemos hasta contestación: -Mucho- -Y yo más- -Pues y yo hasta el infinito y más allá- total que siempre me acaba ganando porque después del infinito ya no hay más…
Ayyyyyyy me puse sensiblera!!!
golosi
17 junio, 2013 at 12:54Ya sabía yo que de la lágrima se escapaban pocas 😉
Toda la razón, muchas veces deberíamos pararnos a pensar antes de abrir la boca, pero cómo cuesta, verdad?
Sobre el libro pues sí, es de lo más bonito que hay, a mí también me gusta mucho muchísimo
Ana
17 junio, 2013 at 10:10Comenzando la semana con la lagrimilla asomando…
Buena reflexión
Besitossss
Cosicas de nuestra vida
golosi
17 junio, 2013 at 12:55Ay esas lágrimas.. mira que lo tenemos fácil, eh?! jajaj.
Un besote y gracias por pasarte
Susana cosicasdnv
17 junio, 2013 at 13:49pues que a veces nos pasamos con ellos y ellos NUNCA se pasan con nosotros.
bonito texto
bsss
golosi
20 junio, 2013 at 10:25Cuánta razón.
Un beso
Marta Perez
17 junio, 2013 at 16:13Algo similar a lo que te puse en un post anterior. Muchas veces perdemos de vista el tiempo que pasamos con ellos, la calidad que debemos ofrecer(nos), nos desesperamos porque creemos que deberían saber como hacer o decir en un momento concreto, y todavía están aprendiendo.
golosi
20 junio, 2013 at 10:26Son tan pequeñines… y nosotros con la maldita manía de querer hacerlos mayores a la de ya.
Un besito guapa
Y entonces llegó el caos
18 junio, 2013 at 08:26Ay maja, me he emocionado y todo! A mí me pasó durante unos días este invierno que estaba super estresada y todo el día de mal humor. Les regañaba mogollón y supe que había tocado fondo cuando un día Miguel, el pobre ya medio llorando me dijo, – Pero mamá, por qué estás tan enfadada?
Y realmente fue como el clic que necesitaba para replantearme un montón de cosas.
Muy chulo guapa, una buena reflexión. Un besito
golosi
20 junio, 2013 at 10:27Me cuesta verte de los nervios, la verdad.
Está claro que ellos se dan cuenta de nuestro estado de ánimo; es una suerte que nos lo sepan hacer ver.
Me alegra que te guste.
Muacs!
elblogdebombones.com
18 junio, 2013 at 09:29Jo, precioso.
No somos perfectos, claro que no. Pero cosas así las tendríamos que tener presentes siempre. No van a volver a ser pequeñitos nunca.
Gracias
golosi
20 junio, 2013 at 10:29Eso es. Mucho nos olvidamos de que nosotros no somos perfectos y de que ellos son niños.
Gracias a ti por pasarte
vanina
18 junio, 2013 at 12:30Tienes toda la razón, nuestras reacciones son desmedidas en muchas ocasiones para lo que están haciendo, pobres, pagan nuestro cansancio, frustración prisas….
Yo me he sentido, lamentablemente, en alguna ocasión, como ese padre, y es de los peores sentimientos que he tenido, me deja el corazón roto, y el alma triste…y lo peor no hay vuelta atrás…
Besos
golosi
20 junio, 2013 at 10:31Sin duda darnos cuenta de que nos hemos comportado así es un gran paso, pero nos deja hechos polvo.
Y sin ánimo de echar balones fuera… maldito ritmo de vida!
Besos guapísima, gracias por pasar
Monica Aranda
21 junio, 2013 at 06:05ainsss que yo tambien estoy con la lagrimilla fuera….
pasarme pasarme….durante todo el dia no, pero algun momento si, fue al principio de nacer el segundo, con problemas colicos y sin dormir, por las mañanas todo me sentaba mal y claro se paga con quien menos deberia…
por suerte he ido aprendiendo a relajarme y menos mal que yo saco una paciencia de donde no se….porque mi marido no la tiene y sigue pagando sus enfados con el principe y yo al loro para defender al niño, que solo es un niño y no tiene culpa de nada….
muy bonito golosi.
golosi
21 junio, 2013 at 18:18Qué identificada me siento, ainss.
Un besote!
Nu
21 junio, 2013 at 20:04Jolin, me he emocionado. Yo de momento creo que nunca me he comportado así, pero desde luego que algún dia he pecado de poca paciencia o de hacer cosas que me gustaria haber hecho de otra manera y que por nuestro ritmo de vida a veces hay que hacerlo todo más rápido. Eso me ha hecho sentir muy mal.
Un besazo guapa!!!
golosi
21 junio, 2013 at 22:24No Nuri, no te veo comportándote así. Lo otro hija, entra dentro de lo normal y aceptable, no?
Muac
Núria
21 junio, 2013 at 19:57Dicen que siempre tratamos peor a los que más queremos…supongo que porqué nuestras expectativas son mayores.Yo llevo clavada la espina de haber sido una madre muy poco paciente cuando mis hijos eran pequeños…y bueno, ahora que tienen 20 y 14 años no es que yo sea un prodigio de paciencia…pero si pudiera volver atrás intentaría con toda mi alma reñirlos menos y comprenderlos más…
golosi
21 junio, 2013 at 22:23De poco sirve arrepentirse de lo hecho en el pasado, sobre todo si no tiene solución. Seguro que tus hijos saben lo q les quieres y a esra edad son conscientes e q nadie es perfecto, y menos los adultos.
Besos
Maricuchíbricas
25 junio, 2013 at 07:50Precioso. Yo también me he emocionado. Qué importante es la inteligencia emocional, aprenderla y saber transmitirla después.
Me ha encantado!
Bea Maricuchíbrica.
golosi
25 junio, 2013 at 15:47Me alegra que te haya gustado.
Muchas gracias por pasarte
Lingosworld
26 junio, 2013 at 11:02Golosi! acabo de leer tu entrada….Creo que en el fondo, cuando tenemos momentos de cansancio o estamos sobrepasados, también es bueno decírselo. Comprenden mucho más de lo que pensamos y algunas veces, incluso nos consuelan. Te lo digo por experiencia, q a mi, bolita, me ha visto triste y preocupada y me ha abrazado, acariciado la cabeza y consolado diciéndome mami no pasa nada, cómo yo he hecho tantas veces con él. Y sólo tiene 3 años….
golosi
26 junio, 2013 at 12:03Qué imagen más tierna la que describes
Tienes razón, seguro que entienden más de lo que creemos y es bueno que les hagamos saber cómo ns encontramos.
Un besazo guapa. Y gracias por pasarte
Lingosworld
28 junio, 2013 at 10:53Siempre me paso y te leo! aunque no comente! lingo besos!
golosi
28 junio, 2013 at 10:58Jajaja, gracias hermosa. Yo también comento muuuuucho menos de lo que me gustaría. Un besazo
613materika
2 julio, 2013 at 22:01Uff….a mí también me ha llegado al alma…..si es que siempre vamos deprisa, corriendo, de mal humor…cansados…y olvidándonos de todo lo maravilloso que nos rodea…Pues me voy a darles un beso aunque estén durmiendo.
Gracias
ana♥
613materika
golosi
3 julio, 2013 at 07:13No debería ser excusa, pero esa es la principal razón. Maldito ritmo!
Un beso