Me encanta todo lo que tiene que ver con la organización y la productividad, aunque seguro que a nadie se le escapa que tengo mucho que mejorar al respecto. Es verdad que leo blogs, libros o veo vídeos sobre el tema y me veo súper motivada para empezar cualquier método de organización o crearme el mío propio, pero la euforia no me dura más de unos días, pasados los cuales vuelvo a mi yo natural, el de quiero y no puedo.
Pero me he dado cuenta de que hay una serie de cosas que sí hago y que me facilitan enormemente mi día a día. Algunas se han convertido en manías, otras las he adoptado por pragmatismo, y otras son simplemente maneras de hacer, ni mejor ni peor que otras. Os las cuento por si puede servir a alguien a la hora de organizarse, porque a mí me funcionan.
1. Lo de ponerme cremas de cualquier tipo es algo que me da una pereza tremenda, y en verano que se enseña carne pues queda fatal porque tengo la piel muy seca – además de que lo sano sería hidratar el cuerpo -. Pues el verano pasado descubrí esta leche corporal de ducha, que si bien es verdad que no hace el mismo efecto, menos es nada. En la ducha me la pongo rapidísimo, aunque no os engaño, no me la pongo siempre.
2. Tengo la manía de tender los calcetines emparejados, y los calzoncillos de marido, los trapos y las sábanas los tiendo doblados. Empecé a hacerlo obligada por la falta de espacio para tender, y ahora lo hago sin plantearme hacerlo diferente; no sabéis lo que facilita a la hora de doblar la ropa. Muchos pensaréis que emparejarlos a la hora de tender da trabajo, pero en serio, a mí al menos me supone menos esfuerzo que hacerlo luego.
3. No plancho. Y os aseguro que era de las que lo planchaba todo. Pero en serio, no vale la pena planchar casi ninguna prenda, lo tuve claro después de tener ropa amontonada durante meses en un armario esperando a ser planchada; cuando la saqué apenas quedaban arrugas. Doblo la ropa nada más recogerla, y si no es posible por lo que sea, la dejo bien estirada. Además, los polos y camisas – sobre todo de marido – las colgamos tal cual, sin darle siquiera la vuelta para ponerlo al derecho, por eso de ahorrar tiempo. Cuando quiere ponerse algo de eso lo plancha en el momento y listo. Lo mismo yo con las tres cosas que tengo que necesitan plancha, o con las de los niños. Solo plancho lo estrictamente necesario, y juro que es una de las cosas con las que más desahogo he notado, me ha servido para liberarme física y mentalmente del agobio. Os animo a probarlo.
4. El jabón lavaplatos lo pongo en un dosificador. Además de que así no queda feo tenerlo a la vista – y a mano -, se gasta menos innecesariamente. Me resulta comodísimo. Desde hace poco hacemos lo mismo con el gel y champú de los niños; era eso, o arruinarnos comprando botellas para que las gastaran sin miramiento alguno. Las botellas dosificadoras que tenemos son de Ikea.
5. Ya sabéis que la cocina no es lo mío, no se me da bien, pero principalmente es que me da una pereza horrible ponerme. A la hora de cocinar, igual que en otros ámbitos, intento ser muy práctica, así que las ensaladas en bolsa son un must. También usamos verdura en bolsa, ya cortadita, congelada o no; champiñones en lata, y judías verdes y legumbres en tarros de cristal. Sé que nutricionalmente no es lo mismo, pero es la manera de comer verde y sano a diario. Sé que si tuviera que molestarme en comprar fresco, lavar, cortar, hervir… no lo haría muy a menudo y, por lo tanto, lo comeríamos mucho menos.
6. Cuando comíamos en casa a medio día marido y yo, si hacíamos pasta o arroz – de ahí salíamos poco -, nos iba genial cocinar para dos días. Son dos cosas que cuesta nada hacer, pero aún cuesta menos tenerlas en la nevera ya hechas y calentarlas. Mirad, no hace falta comer dos días seguidos lo mismo, ya que ambos platos aguantan unos días en la nevera- tres o cuatro perfectamente -. También puede usarse para acompañar en la cena.
7. Soy de las que hasta que ha tenido hijos casi no ha comido fruta. ¿Por qué? Por no pelarla y/o trocearla. Venga, seguro que no soy la única. No es que ahora sea mi actividad favorita – lo de preparar la fruta – pero lo hago porque quiero que mis hijos la coman. Pero lo que hago con la sandía es trocearla entera y meterla en un tupper, y así cuando nos apetece, solo tenemos que coger. A nosotros al menos no nos da tiempo a que se ponga mala, de hecho ahora el problema es que llego a empacharme de lo que como.
8. Un truqui copiado a mi madre es el de agujerear el tapón de la botella de aceite clavándole un cuchillo y echarlo directamente. No sabéis qué rollo me parecía rellenar la botella de cristal – aceitera – cada vez que se vaciaba. Bueno, seguro que os hacéis una idea. Además, es mucho más práctico a la hora de echar el aceite, ya que al no ser un recipiente rígido puedes apretar más o menos para que salga un chorrito más o menos grueso. De verdad, no le veo pega.
9. Esta más que una manía es un truquillo: lavarme los dientes nada más cenar, para no picar (para mí picar es comerme una bolsa entera de chuches, o una de risketos, o media tableta de chocolate, de ahí mi necesidad de poner freno). Para ser sincera no he logrado coger el hábito aún, así que sigo atiborrándome de porquerías por las noches.
10. Tengo como norma tener repuesto de casi todo lo que puede ir gastándose a corto plazo, tanto de cocina como de baño o de lavado de la ropa. Hasta no hace mucho lo hacía también con los productos de limpieza, pero era tontería, ya que si se gastan hay tiempo de ir a comprar antes de necesitarlo y, sobre todo, ocupaba demasiado espacio. Cuando cogemos el envase de repuesto para utilizarlo, lo apuntamos en la lista de la compra para reponerlo cuanto antes. Hay cosas de las que tengo más de una unidad en la despensa.
Pues estas son algunas de las cosas que hacen que mi vida sea menos caótica; ya veis que son cosillas pequeñas, nada que requiera grandes cambios si os animáis a probar alguna, pero es que con pequeños gestos podemos notar grandes cambios. En el post «50 cosas sobre mí» podéis ver más manías que me facilitan la vida.
Y vosotros, ¿qué trucos podéis contarme? ¿Qué es eso que hace que el caos no se apodere de vosotros? Contadme.
2 Comentarios
Bego
11 junio, 2016 at 16:58Pues mira, compartimos muchos trucos: no planchar, colgar emparejado y doblado, usar dosificadores, ensaladas de bolsa… Si quieres algo que te ayude más recomiendo, aunque sea un consejo manido, una thermomix. Nosotros compramos una de segunda mano hace 6 meses y en una mañana cocinamos para toda la semana. No sé cómo hacía antes, tanto tiempo perdido…
besos
VR
16 agosto, 2016 at 11:06He puesto en práctica lo del agujero en el tapón de la botella de aceite y soy un poquito más feliz :)))))))
Voy a probar lo de la sandía, porque me niego a comprarla porque odio partirla y además ocupa medio frigorífico. Pero si aguanta unos días dentro de un tupper…