Los cumples del cole

No había pasado un mes de las vacaciones de Navidad y Miss ya había sido invitada a tres fiestas de cumpleaños de cuatro compañeros, a las cuales asistimos, con la respectiva dedicación de tiempo y el respectivo regalo.

A pesar de que aquí entran en juego los principios, he de reconocer que en gran parte me hace gracia, me gusta, no sé, es como que el hecho de que inviten a mi hija significa que es, como poco, aceptada (y no digo querida porque con niños de 3-4 años…). Y eso me alegra; una preocupación menos. Pero claro, otra parte me hace ver que es una locura, principalmente por el tema regalos/consumismo y porque corremos el riesgo de vernos inmersos en una rutina de fines de semana destinados casi exclusivamente a celebraciones infantiles. Y que conste que regalar (con todo lo que ello implica) es una de mis pasiones (y no me refiero al simple hecho de entregar un regalo), y las citas infantiles pues me parecen un momento idóneo para conocer al resto de mamás y papás y establecer relaciones diferentes a las acostumbradas, algo que considero realmente importante.

Pues pasada la tercera fiesta preparé una carta para los papás/mamás de la clase de Miss. En ella solicitaba algunos datos básicos de contacto y la fecha de nacimiento del niño o niña. Exponía que sería interesante que todos tuviéramos estos datos para poder contactar unos con otros en caso necesario y para poder organizarnos en temas como los regalos de las maestras o el de los cumpleaños. Y sobre esto último propuse dejar pasar este curso, durante el que cada cual lo monte como quiera o pueda, y organizarnos para el siguiente, en cuatrimestres por ejemplo. De esta forma sólo tendríamos tres celebraciones al año, se evitaría seleccionar a los invitados y nos ahorraríamos un montón de regalos. Bueno, ésta es sólo una fórmula, hay otras, lo importante es llegar a algún acuerdo y organizarlo de alguna forma.

La respuesta de las madres (y algún padre) ha sido excelente, he podido realizar una tabla con todos los datos y enviarla al resto de padres, que además en su mayoría están de acuerdo en organizar los cumples para el próximo curso. Bien!

Pues como eso es a partir del curso que viene, ayer nos tocó a nosotros dejar a un lado los principios; celebramos el cumpleaños de Miss y el de otro nene de su clase (amiguitos desde el año pasado por la guarde). Lo celebramos en la ludoteca-cafetería de un complejo deportivo con 18 niños y niñas (de su clase y de la otra) y las respectivas madres, algún padre y una abuela. Y algunos hermanos. Ah! Y 17 regalos envoltorios cada cumpleañero. Un despropósito, en efecto. Pero yo súperfeliz, porque los niños disfrutaron de lo lindo, jugaron, rieron y encima se portaron genial. Y el simple nerviosismo pre-fiesta y el gran agradecimiento posterior de mi hija, hacen que esto y más valga la pena. Eso sí, sólo este año (espero).