Día de la Mujer Trabajadora. Dedicado a mi madre.

Cuando escucho, leo o pienso en la expresión «mujer trabajadora», lo primero que se me viene a la mente es mi madre. Me ocurre siempre, de forma inconsciente e instantánea, qué cosas. Pocas personas conozco que hayan trabajado tanto y tan duro durante sus 52 años.

Mi madre posiblemente no optaría al título de mejor madre del mundo, si es que ese título existe y lo merece alguien. Errores del pasado, obligaciones del presente e incertidumbre del futuro dirigen su vida más que ella misma. Pero hoy no es el día de la madre, ni siquiera sé si ese día le dedicaré un post, y no porque no se lo merezca, ojo. Hoy, 8 de marzo, es el Día de la Mujer o Día de la Mujer Trabajadora y nadie como mi madre para iconizarlo.

Por su trabajo dentro de casa, que ya trae lo suyo. Por su trabajo fuera. Por sus 18 horas detrás de una barra día sí día también durante estos últimos años. Por el horror que debe suponer el ver cómo los años de infancia y adolescencia de tus hijos pasan sin poder dedicarles la atención y el tiempo que ella habría querido y ellos habrían necesitado. Por haberse visto obligada a matarse trabajando tras renunciar años ha a una vida más que cómoda. Por atreverse a montar un negocio en el peor momento económico del país y sin tener un duro. Por tener yo la jeta de quejarme delante de ella de lo de culo que voy a veces – qué sabre yo lo que es estar muerta matá -. Por no ser ejemplo de nada y a la vez ser ejemplo de todo, sobre todo de mujer trabajadora, fuerte y luchadora; porque ella le ha dado golpes a la vida, pero la vida se los ha devuelto doblados. Por todo esto, mamá, aunque seguramente nunca lo leerás, te dedico mi post de hoy, el del Día de la Mujer Trabajadora; porque a eso no hay quien te supere.

Y por supuesto, se lo dedico a esas mujeres que murieron por la causa cuando los derechos de la mujer aún eran inexistentes; a esas que lucharon por conseguir lo que ahora tenemos; a esas que en este siglo XXI aún son tratadas con menosprecio y como un cero a la izquierda, en «otros mundos» y en este, que también las hay.