El paso de beber la leche en vaso

Hace unos meses, coincidiendo con el adiós al pañal, Bruno dejó el biberón. No tanto porque no lo quisiera, sino porque apenas bebía, así que puestos a dejarse la leche, decidimos empezar a ponérsela en taza y que se la dejara ahí. Y así fue; igual que con el bibe, daba un sorbito y ya tenía bastante.

Hasta que le ofrecí la leche en brick pequeño, la de Puleva Peques con cereales y cacao para ser exacta – no, no es un post patrocinado. Digo la marca porque quizá a alguna os sirva -. Nada que ver con lo que yo quería, pero mejor así que nada. En lugar de llamarle lechita le llamábamos cacao y de esa forma ha ido tomando cada día su ración de leche, que por supuesto complementaba con yogures naturales, que eso sí le mola mil.

Aprovechando que hace unos días nos quedamos sin sus minibricks, le dimos en vaso, también Puleva Peques, a la que añadimos cacao instantáneo – vamos, Nesquik -. Y así desde entonces; le hemos dicho que se desayuna leche en vaso y para merendar si quiere puede tomar en brick.

¿Y qué creéis que ha pasado? Pues ha habido días de todo, días de no rechistar y tomársela a gusto con la pajita; días de ni probarla; días de sí, pero a regañadientes y con insistencia por nuestra parte, y días como el de ayer, que me senté a su lado para que se la tomara y… zass! como no me da la gana te lanzo la taza y te mancho enterita.

Consecuencia: marido lo sentó en la trona hasta la hora de salir y se quedó sin desayunar (tranquilas, en el cole lo dije y le dieron un yogur).

Consecuencia 2: hoy se ha bebido toda la leche, encantado de la vida. Y todos felices.

Qué pasará mañana?