Empezaron mis vacaciones!

Sí, ya estoy de vacaciones, hasta el 3 de septiembre, ¡olé! Vacaciones laborales, se entiende, porque para las otras aún me quedan unos días. Hasta este viernes concretamente, que tras las discusiones conyugales pertinentes, originadas por lo pequeño que es el maletero de nuestro coche – un familiar -, saldremos hacia nuestro primer destino vacacional, Los Pirineos. Una semana en la Cerdanya, a ver si dejamos de lado este calor pegajoso que tenemos en Castellón. Lo que espero es no tener que echarlo de menos, que por allí nunca se sabe. Cuando volvamos pasaremos en casa cinco o seis días y otra vez de viaje, esta vez hacia el Sur, a la zona de Cabo de Gata, donde pasaremos otra semana o algo más, y de ahí hacia Albacete, al pueblo de mi padre en el que pasé mis veranos de infancia.

Juro que cualquier parecido entre la sonrisa de este padre y la de Papágoloso con el coche así, es pura coincidencia

Tres cuartas partes de agosto de vacaciones, fuera de casa, en las que ya puedo adelantar que haré casi de todo menos descansar. Pero oye, con mucho gusto.

Este mes lo dedicaré a disfrutar de mis hijos y, sobre todo, a hacerles disfrutar. Nos levantaremos tarde, todo lo tarde que ellos quieran, claro. Pero también nos habremos acostado tarde. Nos olvidaremos de horarios y hasta de nuestras pocas costumbres culinarias. Dedicaremos más tiempo a la lectura de libros infantiles, a hacer galletas, a pintarnos las caras, a hacer figuras de plastelina, a jugar con los FischerTip, a aprender a patinar, a animar a Míster con sus primeros pasos de la mano… Y nos relajaremos con lo que a tareas domésticas se refiere, que hay varias pendientes – léase colgar revistero en la cocina, comprar y colocar estanterías en el baño, organizar la mesa del despacho… – pero para qué engañarnos, llegará septiembre y seguirá todo igual, así que desde ya mis expectativas al respecto están a cero.

Y me iré preparando mentalmente para la entrada de Míster en la guardería en septiembre, antes incluso de que Miss empiece el nuevo curso. No, no va a suponer un trauma para mí dejar a Míster en la guardería; tendrá 14 meses y a Miss la llevé con 6, y nunca llegué a sentirme mal por ello. Pero sí es verdad que en cierto modo me preocupa cómo pueda adaptarse él. Sin embargo, espero con ansia los avances que seguro observaremos, unos debidos al ritmo normal de su edad y a la madurez que va adquiriendo, y otros debidos a su estimulación allí, porque no nos engañemos, no es lo mismo que estar con los abuelos – de los que ya he abusado durante los casi seis meses que llevo trabajando tras mi vuelta-.

Me encantaría poder aprovechar también estas vacaciones para ponerme al día con mi vida 2.0. y publicar más en el blog, pero soy realista y tampoco me creo falsas expectativas con esto. Lo que quizá sí pueda es retomar la lectura, tanto de libros como de revistas, que tengo un estante repleto de pendientes y debería liquidarlo antes de hacerme con otros que quiero leer, como el descubierto hace tres días gracias a unos amigos, 50 sombras de Grey, y que entre las mamis blogueras he visto que está siendo un éxito.

No sé lo que me cundirán estos 33 días, lo que sí sé es que necesito aparcar todo lo relacionado con mi trabajo, olvidarme de convenios, de proyectos, de crisis. Y esto seguro que lo conseguiré, porque me lo merezco.